lunes, 17 de junio de 2013

Zumo de naranja, galletas de Dinosaurus y revistas pornográficas

Si algo hemos avanzado en el siglo XXI es la capacidad de los medios al poder adquirir y obtener todo tipo de material pornográfico.

Todos los que hemos nacido en los 80 o finales de los 80 pasando por la transición de los dulces 90 teníamos necesidades fisiológicas.
Era increíble lo chocante que era poder ver un anuncio con un seno, todos abríamos los ojos como un búho en la oscuridad para no perder detalle.
Con 8 años ya teníamos puesto el radar en los primeros anuncios un tanto eróticos de la época. Pero que más da! aún éramos inocentes y no hablábamos en el colegio de ello, simplemente nos juntábamos en el patio del recreo a comer nuestras exquisitas galletas de Dinosaurus junto un zumo de naranja (ya recalentado por cierto). Era tu momento del almuerzo y por nada del mundo querías que ningún niño te pidiera una galleta y mucho menos cuando en ese sobre te había tocado el Tiranosaurus, no había nada como una gozada el empezar a decapitarlo y a mascarlo disfrutando cada bocado, o ir mordiendo el cuerno del Triceratops o las púas del Stegosaurus, que cuando las comías decías: Mira se ha quedado plano! Una pena que nunca hubiera un molde de Brachiosaurus o Diplodocus.
Me daban pena todos aquellos que llevaban atún o paté para almorzar, su mochila jamás olería a limpio.

Recién salidos del colegio pasábamos por el kiosco y mirábamos con recelo las revistas porno, para nosotros porno era la Interviu, era lo más fuerte que podíamos ver.
Hasta que tu padre te llevaba al pantano a recoger romero o hierbas para aromatizar su coche o cantueso para hacer brebajes o comidas.
Era el gran palacio del porno el pantano, todo rodeado de revistar pornográficas.Al no haber antes internet o no tener todos  ese acceso supongo que la gente se compraba revistas y se masturbarían en su intimidad en su coche con el tacto de la naturaleza y el aire rozando sus genitales.
Nuestra inocencia en el pantano dejo de serla. Todos queríamos conseguir una revista por nuestros propios medios, pero no había suerte y eso solo podía encontrarse al lado de los contenedores de basura, los cuales allí conocí al gato Isidoro y llegue a tener una buena amistad con él, junto con Oscar de Barrio Sésamo.
Mientras tú esperabas algún anuncio caliente para dejarlo en la mente y en un acto solitario tenerlo reciente.
O ya veíamos a esas chicas de concursos y programas de televisión y nos ponían realmente cachondo, lo peor que las tías estaban vestidas.

El momento que decides comprar una revista porno cuando eres menor puede ser lo más cómico que puede pasar, siempre acompañado de un amigo, que te lleve la retaguardia, mientras discutís quien entra a comprarla.
-Entra tú tío! que me da vergüenza!
-No entra tú que pareces más mayor que yo!

El tiempo pasaba y sin darte cuenta llevabas una hora delante del Kiosco y el señor Kiosquero ya empezaba a sospechar algo. Efectivamente fue entrar pedirla y el Kiosquero decía:
-Para eso tanto! yo pensaba que me queríais robar!! es que dais que pensar...

Superado! conseguimos una revista! ahora llegaba la discusión de cuanto tiempo la tenía cada uno, compartir revistas pornográficas no es la mejor opción del mundo, en el momento que alguien dejara las paginas pegadas debía de darte la diferencia con la que habías pagado.

Siempre teníamos las secciones de "Relax" en el periodico, que con solo ver los anuncios nos poniamos cachondos y alguno que otro siempre llamaba para ver que era.

La verdadera religión era aquella cuando un chico de tu clase soltaba:
-Mi padre tiene pelis porno podemos ir a mi casa a verlas!
Increíble! vamos a ver una película, nunca habías visto una y no sabias que te ibas a encontrar, risas, risas y más risas era lo que soltabas a ver eso, pero vergüenza aparte de ver eso con otros chicos.
A partir de ese día todas las quedadas serían en la casa de aquel chico.

En estos tiempos un niño de 8 años, puede acceder a cualquier documento, foto, video X e incluso si quiere tener una chica en una cam y por 1€ pedirle lo que quiera.
Me dan pena, nunca experimentaran el maravilloso momento del "hurra" en conseguir ese material y ya la inocencia no la perderán poco a poco y abriéndose camino a lo que es el pensamiento varonil y sus cambios de hormonas

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